jueves, 8 de marzo de 2012

Historia de Roma


Esclavos en el Imperio Romano: el caso de Onésimo

Néstor O. Míguez

Resumen
Estudio de la situación general de los esclavos en el temprano Imperio Romano, su incidencia económica y formas de esclavitud. Ubicamos especialmente a los esclavos domésticos y artesanos urbanos, con la hipótesis de que Onésimo entraría en esta categoría. Se examinan algunos elementos de la Carta para ver la particular relación Onésimo-Filemón.
Abstract
A survey on the general conditions of slaves in the Early Roman Empire, its economic importance and diferent forms of slavery. Our concern points specially to domestic slaves and urban artisans, for we consider Onesimus might fall under this category. Certain aspects of the letter are studied to understand the particular relationship between Philemon and Onesimus.

Para poder ubicar la carta de Pablo a Filemón en su contexto real conviene tener una visión general de la esclavitud en el temprano Imperio Romano (el Principado, 31 aC al 150 dC). La abyecta institución de la esclavitud tenía una incidencia decisiva en la economía del Imperio, y se puede decir sin dudar que la explotación inmisericorde de los esclavos constituye la línea de base de todo el sistema, tanto en lo económico como en lo político, social y cultural. Se calcula que cerca de un treinta por ciento de los habitantes del Imperio estaban sometidos a distintas formas de esclavitud. Si bien algunos autores modernos manifiestan la tendencia a suavizar el sentido de la esclavitud y buscar algunas excepciones de esclavos bien tratados o que incluso llegan a acumular poder (los de la Casa del César) y aún cierta riqueza cuando quedaban como libertos, la esclavitud era la más baja situación posible, ya que se niega la misma condición humana del esclavo (es apenas la “herramienta parlante” de la que habla Aristóteles). Los osarios que conservan los restos de los esclavos urbanos mejor tratados muestran en muchos casos, aún veinte siglos después, las marcas de sus condiciones de vida: restricciones alimentarias, deformaciones laborales, muertes prematuras, etc. Para la inmensa mayoría de los esclavos, la vida fue una pesada carga y maldición. Los mismos restos muestran que excepcionalmente superaban los 35 años de vida. Tampoco era fácil la vida para una significativa cantidad de hombres y mujeres libres, pero sumidos en la mayor pobreza. Se calcula que la mayoría de la población del Imperio vivía en una línea de mera subsistencia, frente a los legendarios derroches de los aristócratas romanos y sus aliados de las provincias.
Sin embargo, el fenómeno de la esclavitud no es uniforme, y la gran variedad de condiciones y prácticas de la explotación esclavista puede introducir importantes variantes de lectura a la hora de interpretar esta carta. Con decir que Onésimo era esclavo y Filemón dueño de un esclavo no se definen la posición social, el grado de riqueza o las prácticas de vida de uno y otro. Como veremos, podía haber esclavos que manejaran con cierta independencia significativas fortunas, con decisivo poder sobre otros esclavos (véase la parábola de Mt 24,45-51), así como patrones artesanos que apenas podrían distinguirse, en cuanto a la calidad de vida, de sus esclavos ayudantes, a no ser por el status jurídico.
A los efectos de poder presentar una visión de conjunto, examinaremos en primer lugar el sistema esclavista romano como totalidad, para luego estudiar el caso específico al que se refiere la carta de Pablo.
1.         El modo de producción esclavista
El modo de producción del Imperio romano estaba asentado sobre un sistema de explotación esclavista. Tanto en el ámbito rural como en el urbano, el trabajo de los distintos tipos de esclavos generaban el excedente económico del que se apropiaban los sectores poderosos. En el caso de la sociedad mediterránea dominada por Roma, tanto en las postrimerías de la República como durante el Principado, la explotación del trabajo cautivo constituía la mayor fuente del excedente económico que mantenía el sistema. Este sistema se impone en todo el Imperio, tanto en la Italia originaria como en las tierras conquistadas, lo que no signi­fica que las características específicas en toda la exten­sión del mismo sean idénticas. Junto con la producción, en algunos momentos fueron significativos los botines de guerra, una parte sustancial de los cuales era, justamente, la provisión de esclavos. “Si bien no podemos saber con exactitud el tamaño de la población esclava en Ita­lia, ni tampoco acerca de la proporción entre el trabajo esclavo y el trabajo de los libertos en determinados secto­res de la producción, es evidente que el primero adquirió importancia particularmente en los tipos de economía nuevos y más adelantados. La tenencia de esclavos desplazó a otras formas de rendi­miento y fue introducida tanto en la produc­ción como en los ámbitos improductivos de la vida” .
La producción de los esclavos era importante en todos los campos de la economía. Estos eran la principal fuerza de trabajo en los estableci­mientos agrícolas de mediana y gran envergadura y proveían gran parte de la mano de obra de los talleres artesanales. Los había médicos, músicos, arquitectos, artistas y constructores. No faltaban los que estaban a cargo de otros esclavos, como los mayor­domos tanto de las fincas rurales como de las urbanas, o los que conducían negocios para sus patrones. En ocasiones eran alquilados por sus patrones como trabajadores contra­tados.
Si bien no puede subestimarse la existencia del trabajo contratado o asalariado por parte de hombres libres, cabe afirmar que “la clase propietaria [...] extrae la mayor parte del plusvalor de la población laboral por medio deltrabajo cautivo. Esto es muy diferente a tratar de demostrar que en la antigüedad griega (o romana) el grueso de la producción era realizado por esclavos, o aún (al menos hasta el Bajo Imperio Romano) por esclavos, siervos y todas las otras formas de trabajadores cautivos en conjunto.” G. de Sainte Croix indica que el producto combinado de los campesinos y artesanos libres debe haber excedido al de los trabajadores cautivos. Pero los trabajadores libres no propietarios, o aquellos cuya pro­piedad fuera explotada familiarmente, estaban agobiados por otras formas de explotación, como los servicios compulsivos, los impuestos y contribuciones, la conscripción mili­tar en el caso de los ciudadanos romanos etc. El trabajo libre probablemente sólo permitía, en la mayoría de los casos, sólo el manteni­miento del nivel de subsistencia. Así nos lo mostrarían, entre otros muchos posibles ejemplos, dos textos neotestamentarios: la parábola de los obreros contra­tados para la viña (Mt 20,1-15), tomada del ámbito rural, donde aparecen claros los fenómenos de la desocupación y del salario pagado como un salario mínimo, de subsistencia; y del ámbito urbano (1 Ts 2,9) donde Pablo indica que para poder vivir sin ser carga para otros hubo de tra­bajar “día y noche”.
La existencia de un exce­dente acumulado dispo­nible para la clase propietaria debido al uso del trabajo cautivo caracteriza y condiciona a toda la formación social. Resulta un factor estruc­tural de la economía y de la sociedad en su conjunto. No afecta solamente a la producción de los esclavos y su apropiación por parte de la clase fundamental (grandes propietarios rurales), sino que determina también la inserción y articulación de otras formas productivas existentes y del conjunto de las relaciones sociales. Sin embargo, sería una simplifica­ción reducir a esta contradic­ción fundamental todo el con­junto de las relaciones socia­les. Para la tardía República y comienzo del Principado nos encontramos con una comple­ja situación de relaciones de clase.
Tanto en la producción agraria como en la urbana se trabajaba con esclavos. La distinción que a veces se hace entre el siervo rural feudal (adherido a la tierra) y el esclavo urbano doméstico (más directamente sometido al patrón) no resulta decisiva para el Imperio romano. En el caso romano (así como en el griego) los esclavos son propiedad privada del patrón. En el feudalismo asiático y en el tributarismo, el Estado (o la ciudad-estado) es el gran poseedor de esclavos para la obras públicas o la explotación de las tierras del Señor (el Rey o la nobleza), salvo, quizás, unos pocos esclavos domésticos y eunucos destinados al servicio de la aristocracia. En cambio, en el sistema griego, y luego especialmente en el romano, el comercio de esclavos en manos privadas se hace decisivo. Para ver esta diferencia en el caso bíblico, basta pensar en la situación de esclavitud de Israel en Egipto, donde si bien los hebreos están sometidos a trabajos forzados a favor del estado, se conforman como familias, mantienen una agrupación básica como nación esclava. Excepcionalmente José era un esclavo doméstico en casa de un funcionario real. En cambio, para Roma, cuando un pueblo era esclavizado, no lo era como nación, sino que se vendían particularmente los individuos como esclavos en el mercado de esclavos.
Las formas de tenencia de la tierra y la organización “republicana” de Roma privatiza la explotación, y con ella la administración, de las fuerzas de trabajo cautivo. En la socie­dad esclavista el propietario tiene un dominio real sobre el esclavo como ser humano. Ejerce un dominio prácticamente irrestricto sobre el cuerpo del esclavo. Este dominio es lo que le permite obtener un excedente del trabajo del esclavo. Al ser incorporado a la producción como una herramienta, todo el trabajo del esclavo aparece como trabajo gratuito, aunque consume parte de lo que produce para su propia subsistencia. Por la misma razón, en la medida en que disminuye el dominio físico (por el relajamiento de la vigilancia, o por la naturaleza del trabajo que realiza el esclavo, pedagogos, mayordomos, etc.) disminuye la capacidad de explotación, como ocurría a veces en los grandes latifundios romanos. Por eso a veces se estimulaba a ciertos esclavos administradores con una compensación económica extra. Así, algunos esclavos privilegiados podían, por su tarea, reunir un peculium (reserva de dinero) suficiente como para comprar su propia libertad.
En las minas y can­teras pedreras (o de yeso u otros productos de similar origen) una porción significativa de mano de obra era cautiva. En este caso no sólo es necesario mencionar a los esclavos, sino también a otras formas de trabajo forza­do, ya que la condena al trabajo en minas y canteras era uno de los castigos severos que solían imponerse, especial­mente a disidentes políticos de menor rango social, presos por deudas y criminales de las clases bajas, esclavos evadidos y recapturados, o que hubieran defraudado a sus patrones. Sabemos que también durante las persecuciones al cristia­nismo muchos fueron condenados a trabajos forzados en las minas de cobre o en las canteras.
Dentro de este marco, el modo de producción esclavista, consi­deramos ahora algunos aspectos más específicos, que pueden ayudarnos a ver el caso concreto de Filemón y Onésimo.
2.         Los esclavos urbanos y las artesanías
Había una producción artesanal que se realizaba en el ámbito agrario, pero seguramente ésta era marginal y pocas veces superaría el objetivo del autoabaste­cimiento. El grueso de la producción industrial se realizaba en el medio urbano, y más precisamente en las grandes y medianas ciudades, capaces de ofrecer un mercado propio para estos productos, o de participar del comercio con otros centros poblados donde estos bienes serían apre­ciados. Esto se realizaba de dos maneras. Por un lado estaban los grandes talleres que utilizaban una can­tidad apreciable de mano de obra cautiva (como los talleres del Emperador, destinados, p. ej., a la producción de armamento para el Ejército). Por el otro, estaban los talleres domésticos, de mediana o pequeña dimensión, dirigidos por el propio maestro arte­sano, que incluía seguramente un reducido grupo de esclavos propios y quizás algún otro artesano libre como asalariado, además de algunos aprendices. No es difícil que ésta sea la situación de Onésimo.
En ambos casos el lugar de los esclavos seguramente era decisivo desde el punto de vista económico. A veces los mismos maestros artesanos en la producción de cerámica itálica eran esclavos. Y si bien los testimonios señalan una significativa cantidad de libertos entre los artesanos, esto no hace sino avalar la hipótesis de que los talleres contaban con gran cantidad de esclavos, ya que seguramente estos libertos habían aprendido su oficio mientras eran esclavos, sobre todo si tenemos en cuenta que la manu­misión, durante el Principado, estaba prohibida para los esclavos menores de 20 ó 25 años, según variantes legales. Aún liberado, el vínculo de sujeción se mantenía a través de la relación pa­trón-cliente (un liberto quedaba obligado como cliente de su antiguo dueño). Es posible suponer que un liberto en estas condiciones siguiera trabajando en el mismo taller, con un régimen diferenciado, pero a cargo de otros esclavos de su mismo patrón (u otros que él adqui­riera) que estarían en calidad de asistentes o aprendices. Un liberto debía rendir cuentas a su patrón y asegurarle un cierto reconocimiento tanto social como económico.
Es cierto que en ocasiones se encontraban esclavos artesanos que ejercían su labor a cambio de un reducido sueldo, o que podían disponer de algunos de sus productos, lo que les permitía integrar su propio peculium. Pero hay también evidencias de personas que vivían de la posesión de un esclavo artesano, de quien extraían un rédito por alquilarlo para ciertas tareas. A veces un esclavo-artesano estaba a cargo de un taller, con posibilidad de ejercer una actividad autónoma (institor), lo cual es motivo de una compleja legislación para poder establecer la responsabilidad de los actos comerciales realizados por el esclavo en tal situación y el grado de compromiso que comportaban para su propieta­rio. Esta misma complejidad legislativa y el empeño de los juristas romanos en la clarificación de tales casos es otra prueba de los modos de explotación de los esclavos que tenían un oficio redituable y de su importancia en el apa­rato productivo y en la generación de riqueza.
Las actividades que hoy conocemos como servicios también eran realizadas, en muchos casos, por esclavos. Ya hemos señalado su participación en el servicio doméstico, como administradores, secretarios, músicos y también los podemos encontrar como médicos, maestros y pedagogos, etc. Los que tenían responsabilidades domésticas formaban parte de las familiae urbanas, al menos en Italia y en las regiones latinizadas. Hay casos en los cuales se mencionan cien, doscientos y hasta cuatrocientos siervos de la familia urbana en Roma (loscolumbaria —cementerio de nichos— de Pompeya, por ejemplo, indican una cantidad apreciable de servi familiae). Los testimonios muestran una disminución posterior del número de esclavos domésticos. Esta disminución del número de esclavos domés­ticos probablemente se deba principalmente a factores econó­micos, es decir, al costo del mantenimiento de tan alto número de servidores domésti­cos, no asimilados directamente a la produc­ción.
Los puestos administrativos (villicus, institores etc.) generalmente eran ocupados por esclavos de confianza del patrón y con capacidad contable —aunque no siempre es el caso en los establecimientos agrarios—. No era imposible, aunque tampoco frecuente, que estos esclavos administradores en algunos casos lograran formar unpeculium cuantioso (con buenas o con malas artes: cf. Lc 16,1-10), y que se transformaran en libertos o incluso en herederos de sus patrones; los cargos administrativos conforma­ban, entonces, la élite de los círculos de esclavos y liber­tos, especialmente si sus funciones se ejercían en el palacio del César, lo que les facilitaba (para algunos, siempre una escueta minoría del total) un acceso al poder que con el tiempo se fue haciendo una verdadera carrera política. El ser esclavo o liberto del César, o hijo de un liberto cesá­reo, y por lo tanto un cliente del princepsy eventualmente un amicus del César, comportaba el acceso a ciertos privile­gios, incluso de naturaleza económica. Lo mismo ocurría, en una medida mucho menor, con los escla­vos administradores de los munici­pios de las ciudades, como debe leerse en muchos casos el título de tesorero de la ciudad, que puede ser un esclavo.
Las habilidades y conocimientos para estos servicios (especialmente los médicos, maestros, comediantes etc.) debían asegurar a su poseedor un modus vivendi más o menos digno, aunque aquí establecía diferencias la condición legal. Un hombre libre en un medio urbano desarrollado, como Roma, Alejandría, Antioquía, podría hacer carrera como médico, o como instructor, especialmente si era contratado, p. ej., como médico público. Pero si era esclavo bien podía ser cedido por su patrón temporalmente a cambio de una retribución económica por parte del contra­tante, en usufructo, como ocurría con los esclavos artesa­nos. De esa manera también los patrones de estos esclavos de servicio podían, bajo ciertas condiciones, extraer ganancia de su trabajo, especialmente si el esclavo era un médico recono­cido o un campeón de gladiadores. Esta obli­gación alcanza también a un liberto, que debe ofrecer sus servicios gratuitamente a su patrón y a los amigos de su patrón.
3.         La condición (in)humana de los esclavos
Habiendo considerado los aspectos económicos que hacen a la condición del esclavo, especialmente de los esclavos urbanos, nos detendremos en las condiciones legales y sociales. La primera observación a tener en cuenta es que, desde un punto de vista legal, el esclavo es una no-persona, y por lo tanto no es sujeto de derecho alguno. Esto no quiere decir que no existían algunas leyes concernientes a la esclavitud, pero que afectaban a los patrones de esclavos. Sin pretender hacer aquí un estudio exhaustivo, podemos señalar algunas de estas condiciones legales y prácticas concernientes a la esclavitud, especialmente aquellas que puedan resultar significativas para la interpretación de la Carta de Pablo a Filemón u otros escritos neo-testamentarios que hablan sobre el tema.
Si bien el esclavo es una cosa y como tal totalmente sujeta a la voluntad de su patrón, no todos los autores de la época coinciden en su apreciación sobre esta institución. Ya algunos siglos antes, Aristóteles había señalado que el esclavo era una herramienta que habla y que sólo sería posible prescindir de la esclavitud si se inventaran máquinas que pudieran hacer el trabajo humano. La esclavitud era considerada, por tanto, como una necesidad económica. Pero no sólo eso: define la sub-humanidad de los esclavos en virtud de su origen bárbaro, no griego. Esta es la concepción predominante entre las clases altas y sus filósofos. Sin embargo, en algunos aparecen visiones más moderadas. Expresiones invitando a tener consideración especial de los esclavos y a evitar los abusos se encuentran en Musonio Rufo y algunos otros filósofos de la época del surgimiento del cristianismo, especialmente entre los estoicos. Pero no necesariamente la mayoría acompañaba esta sensibilidad, y las sátiras de la época presentan a filósofos que dictan a su escriba frases llenas de recomendaciones acerca del buen trato a los esclavos mientras, al mismo tiempo, azotaban a algún esclavo que los había irritado por un error menor.
La vida de los esclavos no se ahorraba ni en los trabajos más agotadores ni en los juegos gladiatoriales, aunque en algún momento hubo leyes que prohibían a un patrón matar a su esclavo sin justificación alguna, o abandonarlo al hambre en la vía pública cuando ya no le era útil. Se podía decir que, entre las clases altas de Roma, tener a la servidumbre bien vestida y cuidada (al menos a los que se veían en la casa de la ciudad) era señal de distinción y poder. Pero fuera de esta representación para el público las consideraciones eran otras. En ocasiones se recomendaba dar ciertos trabajos riesgosos, o el cultivo en zonas áridas y/o insalubres, a hombres libres, y no a esclavos, para no “arriesgar el capital propio”. Si el hombre libre enfermaba, o el rendimiento del campo arrendado era insuficiente, el propietario no quedaba con ninguna responsabilidad. En cambio, un esclavo costaba, no sólo su precio, sino su alimentación, vestido y cuidado, su entrenamiento y la vigilancia para que no escapara. En ese sentido, un esclavo era una inversión y había que cuidarla. Pero una vez que había rendido su utilidad, bajaba su precio y consideración notablemente. A tal punto que era frecuente que los esclavos fueran liberados al término de su vida útil, normalmente después de los 25 o 30 años. Como ya indicamos, raramente vivían más allá de los treinta y cinco años. Las leyes obligaban, con todo, al patrón a proveer ciertos servicios a sus libertos, especialmente en las ciudades, con el fin de evitar la acumulación de mendigos o ladrones entre los libertos.
El abuso sexual de mujeres y niños esclavos no tenía restricción alguna, y el abandono de niños era práctica normal. Esto último lo recomendaban los tratadistas en momentos en que salía más barato comprar un esclavo adolescente (listo para rendir frutos laborales) que invertir en criar a los hijos de esclavas (aunque fueran engendrados por patrones) desde niños hasta que alcanzaran una edad productiva. Más aún porque no se podía saber si después iban a resultar saludables y aptos para la tarea. En cambio, traídos como cautivos de guerra, o vendidos en pago de deudas propias o de sus padres (cf. Mt 18,25), se podían adquirir esclavos ya formados a bajo precio. Hubo momentos en el Imperio, especialmente a principios del mismo y durante el siglo 1 en que el precio de los esclavos cayó significativamente por la abundancia que había.
Un esclavo, mientras lo fuera, no podía ejercer ningún derecho. No tenían derecho a formar familia, a decidir sobre la suerte de sus hijos, a trasladarse, etc. No había día de descanso, ni jornada (cf. Lc 17,7-9). Excepción la tuvieron los esclavos judíos, a quienes se les reconocía el derecho a su propia religión, a guardar el sábado, a mantener sus reglas alimenticias y de pureza. Estas excepciones, más el orgullo de origen que los caracterizaba, había llevado a formar el refrán “quien compra un esclavo judío se compra un patrón”.
Por otro lado también hay casos, aunque muy excepcionales, en que se estableció una relación de confianza entre un patrón y algún esclavo destacado. Hay ejemplos de un patrón que disponía, por vía testamentaria, la libertad y una dote de la herencia a algunos de sus siervos. Incluso hay algunos casos en los cuales un patrón sin hijos propios adoptaba a algún esclavo para hacerlo su heredero. De esto se vale Pablo en Rm 8,15-17 para hablar del sentido liberador del Espíritu de Dios. Sin embargo, justamente esto marca el contraste con lo que era la práctica habitual: el maltrato y desprecio del esclavo. Especialmente si el esclavo se manifestaba como indócil, amante de la libertad, o demasiado ingenioso. Los castigos a los esclavos rebeldes eran inmisericordes: azotes, torturas, amputaciones, muerte. El único momento en que el Estado intervenía entre un esclavo y su patrón era cuando el esclavo debía ser condenado por intento de fuga, participación en sedición o actos de violencia. Allí, la condena a muerte o a trabajos forzados era inescapable. No solo para quien lo hiciera, sino que el castigo era colectivo para todo el conjunto. En Roma, por ejemplo, se registra el caso en que un esclavo mató accidentalmente en la casa a su patrón, Secundus. El castigo se aplicó a los cuatrocientos esclavos domésticos de Secundus. Todos, incluso los niños pequeños, fueron crucificados. Fue tan desgarrante el espectáculo que aún el Senado romano examinó el caso, y aunque aplicó estrictamente la ley, a posteriori suavizó las condenas para casos similares.
4.         El caso de Onésimo
Cuando examinamos la situación de Onésimo, tendremos en cuenta las siguientes cosas.
1)         Es evidente que Onésimo es un esclavo doméstico de ámbito urbano. Filemón aparece citado como jefe de una casa que hospeda una comunidad creyente. Probablemente Apia sea la esposa de Filemón y Arquipo presida esa comunidad. Pablo y Timoteo, al dirigir la carta y los saludos finales a todos, y no solo a Filemón, hacen a la comunidad testigo y corresponsable de la situación de Onésimo. Al individualizar a Filemón luego, utilizando el singular en el resto de la epístola, pone el peso sobre Filemón, señalando a éste como el dueño del esclavo Onésimo, y por lo tanto, quien debe ser el agente de la modificación del status de Onésimo.
2)         Siendo Filemón el propietario de una casa urbana, que cuenta con (al menos) un esclavo, podemos imaginar para él alguna de estas situaciones:
–          Que sea un ciudadano eminente de la ciudad (¿Colosas?), propietario ausente de grandes tierras y muchos esclavos, que vive en una casa urbana. En ese caso Onésimo sería uno de tantos esclavos; tanto podría ser un esclavo del área rural, evadido, como un servidor doméstico con funciones específicas. Por razones que veremos más adelante difícilmente puede considerarse a Onésimo un esclavo evadido, menos aún de una finca rural. Esta hipótesis de Filemón como un rico destacado parece poco probable, tanto porque el temprano cristianismo difícilmente llegara a esos círculos, como por el tono de la carta, que no muestra otras dimensiones de la problemática que esta situación acarrearía.
–          Que fuera un comerciante más o menos acaudalado. En ese caso, habría enviado a Onésimo para ciertas gestiones a Éfeso (probable lugar de composición de la carta). El hecho de que Onésimo se encuentre relativamente lejos de Colosas indicaría que Filemón tiene un círculo comercial extendido, que supera el orden local. Esta hipótesis es más verosímil. Por cierto que los comerciantes eran ciudadanos de segunda —aunque poseyeran buenas cuentas— pues sólo era considerada noble la riqueza hecha a partir de la explotación agraria.
–          Que fuera un artesano con taller propio (Colosas era conocida por su producción textil, especialmente lanas), dedicado a la confección textil, o al teñido de lanas, u otra tarea afín. No sería difícil, ya que Pablo, siendo de un oficio del mismo gremio —cosedor toldero— se vinculaba con gente del ramo (Priscila y Aquila, por ejemplo, con quienes comparte su ministerio en Éfeso, Hch 18). En ese caso Onésimo podría ser un joven esclavo aprendiz, como solían tener los artesanos. La ekklesía funcionaría en el mismo taller artesanal, ya que los artesanos solían tener un gran salón como taller, con algunas habitaciones sencillas como vivienda al fondo o en la terraza del mismo. Por su similitud con otras situaciones de las nacientes comunidades paulinas, me parece ésta ser la más probable.
3)         Onésimo, contrariamente a lo que han pensado la mayoría de los comentaristas, no puede considerarse como esclavo fugitivo. Onésimo no está en la cárcel como prisionero, ya que Pablo puede “enviarlo nuevamente” (v.12) a Filemón. ¿Cómo podría Pablo, prisionero, disponer de otro prisionero y decidir enviarlo? Menos aún si era un esclavo fugitivo, para quienes no había clemencia. Esto descarta la posibilidad de que fuera un esclavo rural evadido de una hacienda. Por otro lado, un esclavo fugitivo, cómo y por qué se aventuraría a acercarse a una cárcel, sabiendo que era exponerse a su captura y muerte segura. Es claro que Onésimo debe ser un esclavo con cierta libertad de movimientos, portador de un salvoconducto de su patrón para encontrarse lejos de su lugar de residencia, deambulando tan libremente como para acercarse a un amigo encarcelado de su patrón. Esto obliga a pensar en un esclavo urbano con ciertas responsabilidades o en un aprendiz fuera de su ámbito, o en una combinación de ambos.
4)         Esto nos lleva a pensar en Onésimo como:
–          Un administrador de Filemón comerciante. Enviado a Éfeso para realizar ciertas gestiones para su patrón, realizó mal sus negocios y ha perdido su dinero. No quiere evadirse pues teme ser encontrado y condenado. Sus plazos se vencen y debe volver a Colosas. Retrasa lo que puede su regreso. Temeroso de las posibles represalias de su dueño, recurre a Pablo, a quien sabe amigo de Filemón, para que interceda por él. Allí la palabra de Pablo le revela a Cristo, y le pide quedarse para ayudarlo. Pero Pablo prefiere “blanquear” la situación —por otro lado los salvoconductos tenían plazos limitados— y remitirlo a Colosas con esta carta.
–          Un aprendiz de Filemón artesano. Pero Onésimo ha resultado ser flojo y poco apto para el oficio, un inútil (v.11) que le ha ocasionado pérdidas y desprestigio en el gremio (v.18). Filemón decide dejarlo libre a su suerte, darle un salvoconducto (si es que por su juventud no puede manumitirlo) y que se vaya a tentar suerte a otro lado. Fracasado y con hambre, deambulando en Éfeso, se encuentra con el equipo misionero de Pablo y pide su ayuda. La conversación con Pablo en la cárcel le hace rever su actitud, y comienza a mostrarse servicial, atento, diligente. Pablo decide que Onésimo merece una nueva oportunidad, incluso la posibilidad de quedar asociado a Filemón, tanto en el trabajo de la Iglesia como en el oficio (v.16). Así, invita a Filemón a recuperar a Onésimo no sólo como esclavo sino como hermano.
Cualquiera de estas opciones (o una posible combinación de elementos de ambas) significará matices en la lectura e interpretación de la carta. El objeto de este artículo no es entrar en esto, que otros autores en esta misma publicación hacen. Lo que sí es necesario es ver que en la carta está en juego no solo el tema de la esclavitud, sino toda consideración por el prójimo en necesidad, sometido, y la posibilidad de su plena recuperación como hermano.
Néstor O. Míguez
Camacuá 252
1406 Buenos Aires
Argentina

Staerman, E. M. Die Blütezeit der Sklavenwirtschaft in der Römischen Republik, Franz Steiner Verlag, Wiesbaden, 1969, p.278.
De Sainte Croix, G. The Class Struggle in the Ancient Greek World. Cornell University Press, New York, 1981, p.133










Roma

Las guerras interiores y exteriores a partir de finales del siglo III a. C. (Guerras Púnicasguerra social y guerra civil) pusieron bajo el control de la oligarquía senatorial grandes territorios, de forma especial en el sur de Italia. Al mismo tiempo acentuaron dramáticamente la decadencia del campesinado romano, que en otros tiempos había constituido la sólida base de pequeños propietarios de la pirámide social de la ciudad. La movilización sin fin agotó a los assidui, llamados año tras año a la legión. Los que no morían eran incapaces de conservar sus tierras, absorbidas por la nobleza ecuestre y senatorial. Del año 200 al 167 a. C., el 10% o más de todos los hombres libres y adultos de Roma estuvieron alistados permanentemente en el ejército. Este gigantesco esfuerzo militar sólo era posible porque la economía civil en la que se apoyaba podía funcionar hasta ese punto gracias al trabajo de los esclavos, que liberaba las correspondientes reservas de mano de obra para los ejércitos de la República. A su vez las guerras victoriosas proporcionaban más cautivos-esclavos para enviar a las ciudades y las fincas de Italia.
El resultado final fue la aparición de unas propiedades agrarias, los latifundios cultivadas por esclavos, de un tamaño hasta entonces desconocido. Los mayores podían alanzar más de 80.000 hectáras. Incluso siendo dispersos, sus fincas individualizadas solían superar los 500 iugera (120 hectáreas) y no eran raros tamaños diez veces superiores. Aumentó la combinación del cultivo de vidolivo con el de los cereales, y la superficie dedicada a la ganadería. La comercialización estaba asegurada por las vías terrestres (calzada romana) y las rutas marítimas de un Mediterráneopacificado que llevaban la producción a las ciudades, la mayor la propia Roma. A larga distancia las grandes metrópolis de Oriente proporcionaban un comercio de lujo.
A finales de la República quizá el 90% de los artesanos de Roma eran de origen esclavo. Se calcula que en el 225 a.c. habría en Italia 4.400.000 personas libres frente a 600.000 esclavos. En el año 43 a.c. la población libre no habría crecido, mientras que los esclavos serían 3.000.000 (cinco veces más que en la fecha anterior).

[editar]La crisis del modo de producción esclavista

La pax romana de Augusto y el Imperio no podía significar el fin del expansionismo militar, pues si se acababa el mecanismo antes descrito (conquistas que proporcionen esclavos, que sustituyan a campesinos libres para que puedan convertirse en ciudadanos con obligaciones militares que vayan a conquistar más esclavos) el sistema entero caería. El siglo II, en que los emperadores de ladinastía Antonina combaten eficazmente en una frontera cada vez mejor definida, ve la última conquista de una provincia: la Dacia en tiempo de Trajano. La crisis del siglo III, con su correlato de invasiones, anarquía militar y crisis ideológica que conlleva la expansión y posterior triunfo del cristianismo es en lo económico la crisis del modo de producción esclavista. Los latifundios empiezan a ser cultivados por colonos semilibres, y los esclavos escasean. No se reproducen fácilmente, no se adquieren por conquista (los bárbaros están pasando a ser la fuerza principal del ejército romano), e incluso son liberados, a veces por motivos piadosos, lo que no oculta el interés que los propietarios tienen de convertirse en algo parecido a lo que serán los señores feudales. Las reformas deDiocleciano salvan el Imperio un siglo más, pero empujan el sistema en un sentido definitivamente feudal (los cargos públicos y oficios deben heredarse, la presión fiscal hace opresiva la vida urbana). La ciudad decae, al igual que la ciudadanía romana se extiende y deja de ser atractiva (Caracalla la había concedido a todos los hombres libres). Ciudadanía y libertad son conceptos que se han devaluado definitivamente. Cuando ser libre ya no signifique nada, nada significará ser esclavo. Son otras relaciones de producción.
Existe un intenso debate entre historiadores respecto a la cronología, las causas y las formas en que se produjo la transición entre el modo de producción esclavista y el modo de producción feudal, otransición entre esclavismo y feudalismo. La posición más clásica del materialismo histórico, empezando por la del propio Karl Marx, es situarlo en fechas tempranas, en la época de las invasiones bárbaras del siglo V; la historiografía materialista de mediados del siglo XX, como Perry Anderson, realiza una inclusión más sofisticada en un proceso de transición secular identificable con toda laAntigüedad tardía en Europa Occidental (desde la crisis del siglo III hasta el periodo post-carolingio -siglo IX-)1 y por otro lado autores vinculados a la francesa Escuela de Annales como Georges DubyPierre Bonnassie, apoyados en una ingente documentación, demuestran pervivencias fundamentales del esclavismo en la Alta Edad Media, hasta el siglo XI, en medio de la llamada revolución feudal. Según este último autor el auge del esclavismo se daría en el siglo VII.2






8 comentarios:

  1. MAYELIN PEÑA
    Este tema trata sobre como la esclavitud tenia una incidencia decisiva en la economia de este imperio, habian otros modos de produccion pero de menos importancia la agricola y los artesanos.
    para la mayoria de los esclavos su vida era una maldicion y una carga.
    tambien habia una gran lucha entre los godos y los
    hunos, vandalos entre otros pero las invaciones de los barbaros marcaron el fin de este imperio.

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    1. Historia de Roma
      La historia de Roma es la más rica de todas, me limito a señalar algunos puntos de ese Imperio que surgió de una leyenda y termina como si fuera otra leyenda.
      La historia de los orígenes de Roma se pierde entre las brumas de la leyenda. Fue fundada, según la tradición, por dos hermanos gemelos, su ciudad sería perfecta y jamás tendría fin.
      Su ciudad había nacido de la unión de dos pueblos: latinos y sabinos, a los que pronto se sumó un tercer elemento: los etruscos, un pueblo muy avanzado, que poblaba la actual Toscana y que poseía importantes intereses comerciales en la región del Lacio.
      El primer sucesor de Rómulo fue Numa Pompilio, de origen sabino. Hombre severo y piadoso, fue el fundador de la religión romana. Numa Pompilio enseñó a los romanos la forma en la que debían rendir culto a sus dioses, estableció el calendario sagrado e instituyó las principales ceremonias religiosas, siguiendo las instrucciones que –según decía- cada noche le dictaba una ninfa llegada desde el Olimpo.
      Roma iba dejando poco a poco de ser un núcleo pastoril y agrario. La ciudad estaba situada estratégicamente junto al principal vado del Tíber, y era un lugar de intensa actividad económica, de modo que los romanos comenzaban a enriquecerse con el comercio.
      Siete reyes habían gobernado Roma durante 250 años: los cuatro primeros, incluido Rómulo, pastores y agricultores de origen latino y sabino; los 3 últimos, de origen etrusco. Y se puede decir que su reinado fue positivo para Roma, que creció y se desarrolló como ciudad, alcanzando el predominio sobre el resto de los pueblos del Lacio.
      Medio siglo después de estos episodios, en el año 451 a.C., los plebeyos obtuvieron una nueva conquista: diez hombres sabios elegidos entre los romanos redactaron la Ley de las Doce Tablas, que se convirtió en la primera ley escrita de Roma. Hasta entonces habían sido los jueces patricios quienes aplicaban la ley, basándose en las normas no escritas de la costumbre, lo que permitía todo tipo de arbitrariedades.
      Aliviada tras el infierno de las Guerras Civiles, todo en la ciudad proclamaba el nacimiento de una nueva era de paz y prosperidad, la gloria del Imperio y la llegada al Mediterráneo de la Pax Romana.
      Buscando una última solución desesperada a los problemas del Imperio, Teodosio decidió repartirlo a su muerte (395 d.C.) entre sus dos hijos, dando comienzo a la histórica división, que será ya definitiva, entre Oriente y Occidente. El imperio de Occidente quedó a cargo de Honorio, y el de Oriente en las manos de Arcadio.
      Cayó el Imperio Romano de Occidente, devorado por los bárbaros. El de Oriente sobreviviría durante mil años más, hasta que los turcos, el año 1453, derrocaron al último emperador bizantino. Con él terminaba el bimilenario dominio de los descendientes de Rómulo.

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  2. La historia presentada de Roma nos explica como en el temprano Imperio la esclavitud tenia un papel fundamental en la vida económica, social y cultural, ya que los esclavos eran la fuente por la cual se sostenía la gran riqueza del imperio Romano. Los esclavos y su gran fuerza de trabajo constituían la base del sistema de dicho imperio y a pesar de eso el mal trato asia ellos era de una forma des-humana e injusta. Cuenta el texto publicado que los Osarios conservan los restos de los esclavos y en ellos se puede verificar el maltrato dado por sus dueños a pesar de que ellos eran la base de su economía. Este modo de producción esclavista utilizado por los Romanos se establece también en todo país que fuere dominado por Roma, tanto así que perduro con el pasar de los siglos en los terrenos conquistados en el nuevo mundo, américa con los mismos fines de explotación. Un gran imperio el de roma , pero sostenido por el sudor y la sangre de hombres y mujeres que no eran considerados como personas, explotados y maltratados de forma brutal, sin derecho alguno de una vida digna.la esclavitud fue para el imperio Romano su modo de producir las necesidades de aquellos que dominaban y sostenían el poder.

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    1. Santos Duran sociedad agraria.Aqui en este tema no hay una de finicion concreta se opto por buscar el termino socieded y luego termino relativo a este tipo de sociedad.Segun la profesora Graviela Vargas.Esta sociedad aparece al mismo tiempo que las sociedades cazadoras y recoletoras donde el hombre aprende a cultivar la tierra y a coservar sus frutos y con esta aparecieron los grupos dominentes aristocratas,sacerdotes y militares.

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  3. SANTOS DURAN SOCIEDAD AGRARIA
    A mi entender son el conjunto o la parte de las sociedades dedicadas a la produccion de alimentos mediante al uso de las tecnologias indutriales en esto tiempos que a existido desde hace tiempo antes sin tecnologias.A mi entender es que de una manera u otra las moyoria de las sociedades pertenecen a este tipo de sociedad puesto que la moyor parte de nustra tierra esta dedicada al cultivo de alimentos en sus diferentes formas.EL compesino cultiva el terreno, otros se encargan de la recoleccion,otros de la ventas y otro del procesamintos en las indutrias y lo que las consumimos.

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  4. SANTOS DURAN SOCIEDAD AGRARIA
    A mi entender son el conjunto o la parte de las sociedades dedicadas a la produccion de alimentos mediante al uso de las tecnologias indutriales en esto tiempos que a existido desde hace tiempo antes sin tecnologias.A mi entender es que de una manera u otra las moyoria de las sociedades pertenecen a este tipo de sociedad puesto que la moyor parte de nustra tierra esta dedicada al cultivo de alimentos en sus diferentes formas.EL compesino cultiva el terreno, otros se encargan de la recoleccion,otros de la ventas y otro del procesamintos en las indutrias y lo que las consumimos

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  5. Santos Duran sociedad agraria.Aqui en este tema no hay una de finicion concreta se opto por buscar el termino socieded y luego termino relativo a este tipo de sociedad.Segun la profesora Graviela Vargas.Esta sociedad aparece al mismo tiempo que las sociedades cazadoras y recoletoras donde el hombre aprende a cultivar la tierra y a coservar sus frutos y con esta aparecieron los grupos dominentes aristocratas,sacerdotes y militares.

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  6. Santos Duran sociedad agraria.Aqui en este tema no hay una de finicion concreta se opto por buscar el termino socieded y luego termino relativo a este tipo de sociedad.Segun la profesora Graviela Vargas.Esta sociedad aparece al mismo tiempo que las sociedades cazadoras y recoletoras donde el hombre aprende a cultivar la tierra y a coservar sus frutos y con esta aparecieron los grupos dominentes aristocratas,sacerdotes y militares.

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